lunes, febrero 8

Lava la Bandera

Sucedió en Perú, durante los últimos momentos de la dictadura de Roberto Fujimori en aquel país, sin embargo, me fue imposible dejar de pensar en México por estos días, ya saben Ciudad Juárez, la guerra contra el narco, los políticos (tan finísimas personas), en fin, todas “esas cosas”:

Desde que la plástica dejó de limitarse a los marcos, los artistas se convirtieron en parte integral de la obra en si, es decir, que no importa tanto el resultado como si su desarrollo. En la actualidad algunos artistas se vuelven meros vehículos de una experiencia colectiva, de la que muchas veces no saben el resultado exacto.
El Colectivo Sociedad Civil propuso un par de acciones que se convirtieron en un medio de expresión popular, hicieron visible una suerte de derrocamiento cultural, el modo en que el hartazgo movió la conciencia pública que no sustentaba al régimen.

El Colectivo es sólo una parte de la diversa escena artística del Perú pero sus acciones se hicieron notar ante la prensa internacional y local. “Cambio no cumbia” del año 2000 plantea una respuesta a la influencia del espectáculo en la campaña electoral que buscaba la reelección de Fujimori. Frente a la Tecnocumbia y la televisión basura de Laura Bozo patrocinadas por el Estado, se repartieron en barrios populares carteles hechos en imprentas locales y tradicionales con las leyendas: “Cambio No Cumbia” “No al Tecnofraude” y “Que no nos bailen más”. Se trataba de un juego de la ironía que llevaba a la comunidad a reapropiarse de sus muros y promover la lucha por los derechos civiles.




Sin embargo fue su siguiente acción, ese mismo año, Lava la Bandera la que más llamó la atención. Un ritual de limpieza patria y de reapropiación y dignificación de los símbolos que el gobierno corrupto estaba mancillando. Llamando a la honestidad y la transparencia convocaron a usar los siguientes elementos:

-Agua
-Jabón (marca Bolívar)
-Tinas de plástico (color rojo), colocadas sobre bancos de madera que emulaban un pequeño altar.

La clase política no tardó en criticar esta acción que se llevó a cabo cada semana durante varios meses. “La ropa sucia se lava en casa” argumentó la presidenta del Congreso Nacional, sin darse cuenta que les daba la razón a los participantes. Las banderas recién lavadas y tendidas en la plaza principal recordaban que los espacios públicos pertenecen precisamente al pueblo, y no a los políticos.
A pesar de los intentos de represión abierta y velada los participantes encontraban el modo de lograr su objetivo, si no había agua la traían, ante la policía entonaban el himno nacional y hasta adaptaron cantos de protesta a las marchas marciales que los amenazaban, la acción seguía desarrollándose:

“En los momentos más álgidos se lavaba no sólo la bandera del Perú sino también los emblemas de municipios e instituciones puestos al servicio de la dictadura. Los estandartes de distritos tan políticamente significativos como el Callao y Miraflores, por ejemplo. [...] pero también los uniformes del ejército, lavados frente al Comando Conjunto mismo. La propia constitución fujimorista, y los expedientes archivados de juicios por asesinato y tortura, fueron lavados en las escalinatas del Palacio de Justicia, como además las togas y birretes de los magistrados. Hubo incluso un llamativo “lavado de rostro” en alusión a la desvergüenza de ciertos congresistas.”*




El acto de lavar la bandera pasó a ser parte de la vida cotidiana y un referente común del anhelo de un “país limpio”, es el poder de lo simbólico como una contribución social del arte ayudando a la sociedad civil a expresarse. En Perú el movimiento se diluyó hasta quedar en forma latente con el fin de la dictadura. La acción le valió al colectivo el premio a la Resistencia de la revista peruana Caretas y muchas buenas críticas en la prensa política y de arte, sin embargo, como dije al principio, no pude dejar de pensar en mi país y las ganas que me dan de lavar mi bandera, resignificar los símbolos patrios y devolvérselos a sus verdaderos, dueños, me gustaría...

*Gustavo Buntix, Lava la Bandera. El Colectivo Sociedad Civil y el derrocamiento cultural de la dictadura de Fujimori y Montesinos.
Revista Caretas

Imágenes:
Revista Argumentos
Ciudadanías X


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