lunes, diciembre 21

Felicidades

¡Feliz 2010!

Para despedir el año e irnos de vacaciones dejo una muestra de tarjetas de felicitación de navidad y año nuevo menos religiosas y más patrióticas de la extinta Unión Soviética:








Fuente

Vistas de navidades pasadas

México se adentró en la globalización al tiempo que la Revolución se institucionalizaba. De la sociedad agraria que fundaba sus tradiciones principalmente en el mundo católico novohispano queda ya muy poco. A algunos, incluso, sorprenderá saber que el arbolito de navidad, es una costumbre que llegó a nuestro país después de la Segunda Guerra Mundial cuando el "american way of life" era una excentricidad de los ricos más ricos.
La película que Gabriel Figueroa filmó con Pedro Infante en 1948; Ustedes los ricos nos permite ver esto; en la primera imagen la casa de la abuela de Chachita en una gran fiesta donde podían presumir su árbol que bastante raquítico para ser un pino era una muestra de ostentación pero no de tradición:



En las siguientes imágenes vemos la navidad de los pobres con el Nacimiento y la piñata para las posadas. Pero ¿cuándo se popularizó el árbol de navidad entre otras clases sociales?
La película también nos da una pista pues el personaje de Fernando Soto "Mantequilla" un brasero que regresó a la ciudad con influencia de su vida del otro lado pregunta a los habitantes de la vecindad cuándo pondrán el árbol y si Santa Claus traerá regalos antes que los Reyes Magos.




El trabajo brasero que inició durante la Segunda Guerra Mundial permitió que muchos mexicanos trabajaran en Estados Unidos para sustituir a los hombres al frente; algunos regresaron a su país con nuevas costumbres que se fueron popularizando con apoyo de la publicidad: Santa Claus y el árbol son ejemplo de ello; las navidades en México a principios del siglo XX eran muy diferentes y más religiosas. El cine de la época de oro nos permite ver algunas escenas del México que se nos fue.

miércoles, diciembre 2

De paseo por la ciudad

Soy culpable del cargo de vagancia excesiva. Todo se lo debo a Georges Duby, él decía que los historiadores debemos “vivir el espacio” y yo como lo admiro mucho, pues le hago caso. Camino y camino por el Centro Histórico muchas veces sin pretexto aparente.

Un día de esos en que por trabajo no pude salir a ningún lado estaba viendo el foro sobre México del ayer y empecé a jugar con el Google Street View, lo que resultó en un vicio que no he podido dejar.

Personalmente creo que la ciudad ha visto mejores épocas y que del mote la Ciudad de los Palacios apenas nos queda un recuerdo, las construcciones actuales me parecen aburridas e insípidas, pero en fin, esa es amargura de otro post, mientras veamos:

La Casa de Amadita Díaz y su muy "de ambiente" marido Ignacio de la Torre y Mier que estaba en Reforma 1. La perdieron con la Revolución y en los años 20 pasó a ser propiedad de la Lotería Nacional donde finalmente construyeron su emblemático edificio:

Un poco antes de la Revolución la Calle de Madero se llamaba San Francisco y en la plaza Guardiola estaba la hermosa casa de los Perros, llamada así porque tenía remates de animales a modo de gárgolas, obra de Lorenzo de la Hidalga fue demolida para construir un edificio del Banco de México.

Más allá de la plaza y su lindo jardín se alcanza a apreciar una serie de comercios en lo que unos años después sería el palacio de Bellas Artes, pero que entonces eran locales que aprovechaban el "mientras se construye" que se prolongó hasta 1935. El edificio de la Aseguradora Latinoamericana a la izquierda es el antecesor del rascacielos que conocemos hoy y que pronto será un gran hotel. Los carruajes con caballos o mulitas circularon por la ciudad hasta 1924. A partir de entonces Madero fue insuficiente, tanto, que hoy es peatonal buena parte del tiempo.






El Convento de Santa Isabel se encontraba donde hoy es el palacio de Bellas Artes, ese proyecto porfiriano de un gran teatro nacional para sustituir aquel de los tiempos de Santa Anna que se demolió para dar paso al progreso en 1900. Me parece que la desaparición de este teatro marca un gran cambio urbano pues se abrió la amplia avenida 5 de mayo hasta el Zócalo y en San Juan de Letrán con la nueva disposición se amplió la avenida hasta hacer un eje vial como lo vemos hoy.

El convento cambió de usos con las leyes de Reforma, como podemos ver, era una fábrica de sedas y contrastaba con la casa de los perros que vemos a la derecha, para entonces el club de banqueros. Con los cambios fue posible construir el edificio de la Mutua, una aseguradora muy importante cuyo edificio pasó a manos del Banco de México cuando Plutarco Elías Calles lo fundó y es ahí donde se decide buena parte del destino económico de nuestro país.








Por cierto, el teatro nacional estaba sobre 5 de mayo a la altura de Bolívar, donde era el final de la calle, ahí se construyó un edificio que hoy es, también, propiedad del Banco de México:



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Perdón por la foto, los celulares son traicioneros.

¿Quieren más? Vayan a México del ayer y a Google Street View

martes, noviembre 24

La princesa del porfiriato

Corrían los años del porfiriato y la hija mayor del señor presidente vivía días de esplendor junto con la alta sociedad de este país, esa que se hacía cada vez más rica, mientras el pueblo se hacía más pobre y don Porfirio más viejo. Amada Díaz había nacido fuera del matrimonio en 1867, su madre, Rafaela Quiñones, la entregó a su padre en 1879 cuando este ya estaba en el poder. Delfina Ortega primera esposa de don Porfirio y después Carmelita Romero Rubio, la cuidaron y aceptaron como hija propia.Estuvo casada desde 1888 con Ignacio de la Torre y Mier, un empresario interesado en casi todo lo que le diera poder, más dinero e influencia a pesar que provenía de una de las familias más acaudaladas y mejor emparentadas del país.
Amadita Díaz y su esposo eran parte de una suerte de realeza que, organizaba suntuosos bailes y los diarios lo reseñaban con gran detalle:
Como había anunciado la prensa el año de 1898 se iniciaba con el suntuosísimo baile tantas veces pospuesto del magnate Ignacio de la torre y de su bella esposa Amada Díaz, en su casa de recreo, casa palaciega de Tacubaya, decorada para esa noche del sábado 1 de enero con lujo y buen gusto acordes a la opulencia y jerarquía social de los anfitriones.*



Casa de recreo en Tacubaya


¿Qué podría preocupar a la princesa del porfiriato? Tal vez nada pero como todas las familias de la realeza guarda oscuros secretos que seguramente se hicieron más pesados después de 1911 cuando la Revolución llevó al exilio a su padre. Con la premisa de los pesares de Amadita fue que Ricardo Orozco (historiador fundador del Centro de Estudios Históricos del Porfiriato), escribió una novelita a modo de álbum que da voz a nuestra princesa y en la que compartimos sus lágrimas y profunda soledad entre recuerdos y crónicas entre 1911 y 1918 con la muerte de su esposo.


Amadita Díaz

Una mujer profundamente creyente, bastante culta, temerosa del qué dirán y un tanto vanidosa, resiente el abandono de su esposo “quien no le cumplía” por sus correrías de alcohol y fiestas “extravagantes” entre ellas el famoso baile llamado entonces, de los 41 maricones, donde se descubrió a varios hombres de la alta sociedad vestidos de mujer en una “dudosa” celebración de la que se sabe Porfirio Díaz tuvo que salvar al participante número 42 nada menos que su yerno, Ignacio de la Torre.

Amada también recuerda a Emiliano Zapata, su caballerango en la casa de Reforma 1 llamada del Caballito como un hombre trabajador y conocedor de los caballos finos a los que ponía especial cuidado, pero no se explica de dónde surgió la amistad con su marido ni de cuándo se conocían, tampoco las razones por las que el caudillo mantuvo preso a Ignacio durante 4 años.



De Nacho como lo llama con más costumbre y resignación que amor, nos cuenta cómo mandó a su mayordomo a alquilar el carro donde llevaron a Madero y Pino Suárez a Lecumberri donde los asesinaron, cómo hizo tratos con Victoriano Huerta y el modo en que pierden todas sus propiedades, las haciendas y la casa del Caballito entre la vorágine caudillista, en un relato de la vida cotidiana durante los días de la Decena Trágica y las ocupaciones de los ejércitos constitucionalistas y Convencionistas donde no se encontraba comida en la ciudad y la moneda cambiaba según la facción al mando, pues el dinero en plata prácticamente había desaparecido, en buena parte a manos de los carrancistas.

Es muy interesante el transcurrir del año 1913 cuando viaja a Europa a visitar a su padre pues nos quedamos con una imagen más humana del General Díaz y sus últimos años entre hoteles, villas y balnearios europeos, su viaje a Egipto, del que Amada sólo recibe ocasionales cartas, cómo su sordera y padecimientos dentales se intensifican hasta que muere en 1915 obsesionado con México y en especial con Oaxaca, dejando a Amadita, la princesa, en una terrible soledad que con la prisión de su marido y los problemas económicos la llevan a una profunda depresión.



La novela como álbum es un acierto fácil de leer y a buen precio pues se consigue por 50 pesos, se extrañan algunas notas del autor sobre los años de Amada hasta su muerte y cómo sobrevivió al desastre económico y personal, una persona que lo tuvo todo pero no fue feliz en realidad, es la impresión que queda. Sin embargo me quedo ganas de leer más sobre la vida cotidiana en la ciudad de México durante la Revolución, así que me pondré a buscar.

El libro se llama El álbum de Amada Díaz, escrito por Ricardo Orozco y publicado por Planeta en 2003.


Referencias:

*Clementina Díaz de Ovando, Invitación al baile, arte, espectáculo y rito en la sociedad mexicana 1825-1910, t. II México, UNAM, 2006, pp. 634.

-Las imágenes pertenecen a la comunidad del foro sobre el México del ayer en http://www.skyscrapercity.com/

sábado, noviembre 7

La Revolución de Octubre en noviembre




Era un 7 de noviembre de 1917 en el calendario gregoriano y 25 de octubre de 1917 en el calendario juliano, que entonces regía la Rusia zarista, que la Revolución Rusa llegó a su segunda y más importante fase: los soviets o asambleas de obreros alcanzaron al poder gracias a los bolcheviques que bajo el liderazgo de Lenin iniciaron la vida de la hoy extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Con el fin de la guerra civil se dio paso al nacimiento de una nueva nación pobremente indutrializada, la misma donde Marx había previsto imposoible la implantación del socialismo y menos del comunismo, y sin embargo, la creación de una utopía de pronto fue posible gracias a la Primera Guerra Mundial y el apoyo alemán a los rebeldes de lenin contra el zar.

Hoy recordamos el aniversario de la URSS escuchando su himno nacional, hoy inserto en la cultura popular en una mezcla electro del DJ Zbynia:



Y visitando a la momia de Lenin en su tumba en estos días: con un click aquí

miércoles, octubre 21

Escucho y veo a don Porfirio




Porfirio Díaz como presidente de México presenció cómo muchos avances tecnológicos se insertaban en la vida cotidiana del país que entraba en la modernidad. En los albores del siglo XX dos inventos llamaron la atención del general dejándonos testimonio.
El gramófono invento de Tomas A. Edison nos permite escuchar la voz del presidente en una carta al inventor grabada en agosto de 1909. Llama la atención como Díaz duda un poco ante la nueva tecnología:



El otro invento es el cine. Los hermanos Lumiére enviaron a México a los señores C. J. Bon Bernard y Gabriel Vayre que mostraron el cinematógrafo a la familia Díaz en el castillo de Chapultepec el 6 de agosto de 1896. La exhibición causó tal maravilla que se programaron varias sesiones donde se presentaron vistas mexicanas que por supuesto incluían la presidente, como se puede ver a caballo por el bosque de Chapultepec:



Referencia: Aurelio de los Reyes, Los orígenes del cine en México (1896-1900), México, FCE, SEP, Lecturas Mexicanas, 1983, 250pp. fts.

martes, octubre 20

Haz de la noche un día. Luz en las calles de la Ciudad de México 2/2

En 1848, después de la guerra con Estados Unidos se comenzó a usar trementina para iluminar con 500 lámparas especiales que se compraron a una compañía de nuestro vecino del norte, cuyo personal enseñó el manejo de las lámparas y verificaron el buen funcionamiento de todo por un mes. Hasta entonces, 60 años después, se sustituyeron en las calles principales la mayoría de lámparas de aceite que se instalaron desde tiempos virreinales y que continuaron alumbrando las calles menos céntricas.

La trementina daba una luz más blanca y limpia que necesitaba menos cuidados, sin embargo su alto costo pronto se volvió un problema. En 1850 una de las entonces habituales epidemias de cólera impidió a muchos trabajadores sacar brea para elaborar trementina y satisfacer la demanda; entonces hubo que volver al aceite por un tiempo. La ciudad contaba aquel año con 1623 luces.

En este punto estamos muy lejos de lograr eliminar las diferencias entre noche y día. La pobre iluminación limitaba a las personas y los modos de vida que, hoy en día, nos parecerían muy extraños. Tan solo el acto de entrar a una iglesia apenas iluminada con velas, seguramente lograba impresionar al más recio, con visiones titilantes, místicas tan dolorosas como esperanzadoras de imágenes religiosas que invitaban a la meditación más que a la curiosidad como sucede estos días que están completamente visibles con luz eléctrica muy potente. Imaginemos las luces de 1853, con apenas 1635 faroles 50 en los portales y palacio que alumbraban toda la noche. Cada lámpara de aceite consumía tres onzas en las noches de verano y tres y media onzas en las noches de invierno.



En 1855 el ayuntamiento logró comprar mil lámparas más de trementina ampliando la zona iluminada y llevando las lámparas de aceite que se sustituyeron, a zonas que nunca antes tuvieron este servicio. Entonces se construyeron cuarenta columnas de fierro y sus farolas para iluminar la plaza de armas y sustituir las viejas patas de gallo de madera.

Apenas después del Segundo Imperio mientras Juárez restauraba la República se instaló el alumbrado de gas cuyas primeras luces aparecieron en septiembre se 1869 (130 años después que los primeros intentos de un virrey), en las calles de Plateros y San Francisco, es decir nuestra ahora peatonal calle de Madero. Las luces de gas finalmente sustituyeron a las de trementina en el centro, como 19 años antes sustituyeron a las de aceite; muchas calles de la ciudad entonces, tenían tres clases de luz: gas, trementina y aceite que se usaba en lugares apartados, pues era accesible a los particulares incluso los más pobres por su bajo precio.




Por un decreto el 23 del 23 de marzo de 1878 se relevó a los guarda faroles de sus obligaciones de policía nocturna, sus funciones desde los lejanos años de la Nueva España, y se creó la Compañía de encendedores conformada de la siguiente manera:

Un comandante con sueldo mensual de $141.00
Cuatro jefes $60.00
Un escribiente $25.00
Un cabo de reserva $25.00
61 encendedores $0.75 diarios cada uno
2 encendedores en cárceles con igual sueldo
a un costo de 1,890.50 pesos mensuales.


Se hicieron cargo de 2090 luces de gas, 1041 lámparas de trementina y 22 de aceite aún públicas

En 1881 se acordó acabar con las lámparas de aceite que quedaban incluso en las calles lejanas pero el proceso fue muy lento y ese mismo año se introdujo la luz eléctrica. Había ya 40 focos de luz eléctrica que comenzaron a sustituir al gas como había pasado antes con la trementina y el aceite.

“desde 1881 hasta 1890 la ciudad de México ofreció un espectáculo verdaderamente interesante, con sus cuatro sistemas de alumbrado que caracterizan otras tantas épocas diferente: la lámpara de aceite al lado del arco voltaico; la trementina y el gas en esos dos extremos. Al dar un paseo del centro a extramuros se hojeaba la historia del alumbrado” p. 59


El aceite se uso en el alumbrado público mexicano durante un siglo, se suprimió finalmente el 4 de marzo de 1890. Las personas sin muchos recursos intentaron sustituirlas usando petróleo y nafta. Las luces de trementina continuaron alumbrando hasta la noche del 24 de marzo de 1899 pues el 25 ya trabajaba la compañía mexicana de electricidad. Las lámparas de trementina y sus materiales fueron retiradas de las calles el 25 de marzo y ese día desaparecieron los postes y faroles que habían guardado las lámparas de aceite, después de trementina por 109 años.

La ciudad tuvo por fin alumbrado eléctrico y el proceso para hacer de la noche un día no se detuvo desde entonces.


Referencias:
En google books
Rafael R. Arizpe, El alumbrado público en la ciudad de México estudio histórico, México, Tipográfica y litográfica la Europea, calle de santa Isabel n. 6 1900. 206 pp.

Imágenes:
skyscrapercity

Haz de la noche un día. Luz en las calles de la Ciudad de México 1/2

Para nosotros no importa la hora, la vida nunca se detiene a pesar de la noche y lo oscuro que esté, disponemos de miles de watts de energía para iluminar nuestras actividades, por eso existimos miles de personas que trabajamos tarde y nos desvelamos hasta el amanecer, es fácil olvidar valorar la cantidad de energía necesaria para lograr esto y que no siempre fue así. Apenas a principios del siglo XX la Ciudad de México tuvo alumbrado público eléctrico que se percibió como un signo de progreso durante las fiestas del centenario, pero antes de esto la ciudad tuvo pequeñas luces en la oscuridad nocturna, miremos algo de sus antecedentes.



Antes del alumbrado general la vida pública de las personas terminaba al irse el sol , por eso se acostumbraba levantarse al amanecer y aprovechar la luz lo más posible; por las noches las calles quedaban prácticamente vacías, salir era bastante peligroso pues a uno le podía pasar casi cualquier cosa. Los virreyes ilustrados intentaron reformar la ciudad para hacerla más funcional, todo acorde a la modernidad y la razón, por eso en 1777 el entonces virrey Revillagigedo promovió la idea de alumbrar las calles del mismo modo que se hacía en París en esos días, con luz producida por mechas de ixtle o algodón impregnadas de grasa o brea colocadas en la esquina de las calles, el bando indicaba que eran los mismos habitantes quienes debían comprar y mantener las lámparas.


Como era de esperarse no tuvo mucho éxito y la iniciativa fue quedando en el olvido hasta que en 1789 el mismo virrey decidió invertir fondos para esta obra pública de iluminar las calles de la ciudad. Así compraron faroles de vidrio con lamparitas de hoja de lata, mechas impreganadas con aceite de nabo en postes de madera o fierro que se llamaban patas de gallo y tuvieron bastante éxito, tanto que en 1790 se presumía al rey de España su logro de esta manera:

“Desde mañana 4 del corriente estarán alumbradas con los nuevos faroles las calles principales inmediatas al Coliseo al cuidado de un guarda mayor, un teniente y los correspondientes guarda- faroles; los cuales desde las once en adelante dirán la hora que es en alta voz, todos llevarán su nombramiento firmado por el intendente corregidos con expresión en las calles que cuidan, a fin de que siendo conocidos de las patrullas y rondas puedan darles auxilio en caso necesario. Todo lo que prevengo a V. S. Para que disponga que tenga por su parte el más exacto cumplimiento.”


Esta iniciativa estaba acompañada del primer reglamento del ramo donde se indican los deberes del guarda mayor, el teniente y los guarda faroles, que debían ser también guardas nocturnos, una suerte de policía con la obligación de atrapar a los delincuentes y prestar auxilio a los vecinos. Para septiembre se 1790 ya había por la ciudad 1079 lámparas de aceite. Por supuesto el dinero no salía de las arcas reales, las pagaban los impuestos de los novohispanos, específicamente el arancel de tres reales por cada carga de harina que se introducía a la ciudad; esto se inserta dentro de las reformas Borbónicas que terminaron por molestar tanto a los novohispanos que se consideran un antecedente fundamental de la lucha por la independencia.




Así el alumbrado de Revillagigedo duraba de las oraciones del anochecer hasta las 10 de la noche, y no se encendía en las noches de luna llena, pues ésta resultaba en iluminación suficiente para las calles seleccionadas para iluminarse. No podemos olvidar que en las afueras de la ciudad y su periferia la gente mayormente mestiza e indígena no podían acceder a estos lujos de la modernidad.
Para los primeros años de vida independiente después de la guerra y difícil reorganización el servicio de alumbrado había decaído. La ciudad requería entonces, mayor cantidad de luces y mejorar las ya existentes.

En 1830 hubo una iniciativa de establecer el alumbrado de gas, más eficiente y luminoso, como en las ciudades más modernas y hasta se comenzó a negociar un contrato pero se abandonó. En 1834 el gobierno del Distrito Federal convocó a una suerte de licitación para el contrato y entró en conflicto con el ayuntamiento que se encargaba del alumbrado desde 1790. La suprema Corte cedió el control del alumbrado a al gobernador del distrito y el ayuntamiento debió entregarlo en noviembre de 1835. Entregaron 1512 lámparas de las cuales sólo 164 alumbraban toda la noche en los portales y palacio municipal y los demás se pagaban durante las noches de luna llena como era costumbre.
El alumbrado volvió al control del ayuntamiento bien pronto, en 1840 por mal cumplimiento del contrato de gas antes celebrado por el gobernador. Por años la inestabilidad política y social del país detuvieron los planes de alumbrado de gas e incluso los de fluido líquido e hidrógeno líquido cuya instalación nunca llegaba a concretarse.

(continuará...)

domingo, septiembre 27

¿Qué tipo de independencia tenemos?



Con esta pregunta que no parece fácil de contestar, mucho menos ante la situación actual de este país, se me acercó Fredy Ruiz Condori del Diario El Mundo en Córdoba Veracruz. Con lo que pude decirle y otras opiniones armó un texto que se publicó con motivo de nuestras fiestas patrias en el suplemento dominical de ese diario y que comparto con ustedes en este enlace o aquí

Mi agradecimiento a Juan Carlos Cortés editor y a Fredy Ruíz el autor del texto por su amabilidad.

viernes, septiembre 18

¿Dónde te agarró el temblor?

Chico Che no está muy seguro si lo agarró en la cocina o bailando con Carolina, pero a México, lo agarró entre un bache económico, de esos que se volvieron costumbre desde más o menos 1976, cuando quedó claro que la mayoría de los mexicanos no íbamos a administrar ningún tipo de abundancia y que ni las lágrimas de José López Portillo podrían salvarnos.



Por esos años Rockdrigo González el Profeta del Nopal se lamentaba de la situación en la Balada del Asalariado:

Pagar, pagar, pagar, sin descansar
Pagar tus pasos, hasta tus sueños
Pagar tu tiempo y tu respirar
Pagar la vida con alto costo y una moneda sin libertad
Suben las cosas, menos mi sueldo

¿Qué es lo que me espera en este lugar?
Me fui para la iglesia a buscar un milagro
Rezándole al retablo quise ver la cuestión
Más no, no, no, lo que vi fue al diablo de la devaluación...


Devaluación, crisis, inflación, IVA, deuda externa, privatización, nacionalización, eran términos que se volvieron cotidianos para los mexicanos lo mismo que la desigualdad social y la explosión demográfica. Para la década de 1980, México había perdido buena parte de sus estabilidad, y no podía sortear los cambios en la economía internacional. El llamado “Milagro Mexicano” producto de la economía de la Segunda Guerra Mundial se había diluido hacía mucho y nuestro país no alcanzó a consolidar plenamente la industria por la que abandonó el campo; miles de campesinos se volvieron obreros con dificultades para conseguir trabajo y nuestra economía se basó principalmente en una empresa: PEMEX.



Y entonces la tierra crujió...

8.1 grados en la escala de richter atacaron a la capital del país en su parte más débil; su base lacustre. Entre la destrucción el presidente Miguel de la Madrid no se dirigió a la nación en largos tres días como si no comprendiera o no quisiera ver, y así de inmediato la gente tomó el control.
En las calles el ejército no apareció en mucho tiempo y la policía se limitaba a “evitar los saqueos”, entre un real vacío de poder, los voluntarios eran civiles; vecinos ayudando, estudiantes, boy scouts, simples personas de a pie. Solidaridad era la definición correcta para una sociedad que se ocupó de los muertos, los heridos, los damnificados, en tiempos donde la comunicación no era tan inmediata como hoy en día, cuando nos basta publicar algo en twitter o en un blog para hacernos eco. En ese momento la mayoría de nosotros ni siquiera teníamos teléfono, ni luz. La participación fue tan espontánea como sincera y no conozco ningún caso de saqueos en la ciudad por esos días.
Septiembre de 1985 no sólo marca la inclusión en la mentalidad colectiva del concepto de protección civil, también de la organización social fuera del tradicional clientelismo que sostenía al PRI desde los lejanos tiempos de Plutarco Elías Calles.



Durante el Mundial de futbol en 1986 el slogan ” México sigue en pie” fue cierto, pero no gracias al gobierno, que aparentemente jamás entendió el cambio sucedido pues, la movilización social que inició con la demanda de viviendas para los miles que lo perdieron todo se convirtió en demandas políticas y por unos años algunos sectores de la sociedad mexicana se volvieron especialmente críticos, tanto, que no fue tarea fácil asegurar el triunfo del PRI en las elecciones de 1988, pues la gente estaba cansada de vivir sin esperanza y la buscaron organizándose. Por desgracia estas organizaciones se han desdibujado con los años...

Para ver:

Rockdrigo - La Balada del Asalariado
sobre la salud y la acción civil y oficial después del sismo
Rechifla al presidente en la inauguración del mundial México 86
Chico Che - ¿Dónde te agarró el temblor?

Referencias:

Cuando los ciudadanos tomaron la ciudad en sus manos, Jesús Ramírez Cuevas en La Jornada, 11 de septiembre de 2005
Wikipedia

Imágenes de: skyscrapercity Terremoto del 85

viernes, septiembre 11

No una simple pinup, una chica Varga

Se trata de la historia de Estados Unidos consolidándose como país industrial y capitalista, se trata pues, de la historia de la publicidad y su necesidad de mostrar mujeres hermosas para atraer la mirada de los posibles compradores y cómo un artista peruano, Alberto Vargas, logró con gran talento y técnica, las mejores creaciones de un género muchas veces despreciado como “poco intelectual” Así que vayamos desde el principio.



El mercado de las imágenes tuvo un gran público durante el siglo XIX, las estampas y álbumes de litografías con tipos físicos, paisajes escenas históricas y figuras religiosas se vendían con mucho éxito, basta nombrar a Nathaniel Curier en Estados Unidos, y la casa Decaen en México, como grandes promotores del consumo de imágenes. La litografía, la cromolitografía y posteriormente el offset como métodos de impresión permitieron la producción en masa y entonces se consolidaron los grandes periódicos, las revistas y la publicidad de las crecientes marcas como Coca Cola que necesitaban promocionarse.



Mata Hari bailarina de burlesque que decoraba las revistas antes de ser acusada de espionaje en la Primera Guerra Mundial


Las publicaciones para caballeros eran un asunto común, pues eran ellos quienes con poder de decisión las compraban, (los movimientos por los derechos de las mujeres no lograron mayor éxito hasta bien entrado el siglo XX), revistas que no son pornografía, pues ese género se mueve de modo marginal sobre todo en esta época y es asunto de otro post muy próximo. Las revistas “picantes” masculinas circulaban regularmente. Entre sus páginas, algunas ilustraciones de mujeres muchas de ellas bailarinas de burlesque, que se volvieron más y más sugerentes durante los llamados locos años veinte. Esa década posterior a la Primera Guerra Mundial donde las personas se dedicaron a vivir entre excesos, pues vieron la muerte muy cerca. Es entonces que las mujeres dejan por completo el corset, que aunque hermosos es una tortura, suben el dobladillo de sus faldas y recortan su cabello en un estilo que rayaba en lo andrógino y las ideas de igualdad se popularizan mucho entre el sector social capaz de comprar revistas y periódicos, la clase media y alta.
La chica pin up aquella pensada para decorar una pared como parte principal de un calendario o promocional, esas mujeres muy femeninas consideradas como un pastel de queso: “she is better than a cheesecake” se convirtieron en íconos de la cultura popular durante la Segunda Guerra Mundial cuando los soldados compraron miles de reproducciones de una foto de la actriz Betty Grable para (inserte actividad aquí), en sus solitarias noches en el frente asiático o europeo, para no pensar en Hitler.



Betty Grable en una foto que se considera muy influyente en el siglo XX


Alberto Vargas era hijo del dueño de un estudio fotográfico muy prestigiado en Perú. Nació en 1896 y tuvo el privilegio de estudiar arte en Europa además de aprender la técnica del retoque con aerógrafo. Decidió quedarse en Estados Unidos cuando se enamoró de una bella pelirroja (Anna Mae), y se casó con ella, su padre dejó de apoyarlo económicamente y Alberto tuvo que vivir exclusivamente de su trabajo, lo que no resultó sencillo durante muchos años. Trabajó en Hollywood pintando fondos y escenarios para películas de estrellas de la época como Shirley Temple y Greta Garbo, además de hacer dibujos publicitarios y retratos de las chicas de Ziegfield Follies, un espectáculo burlesque en Broadway muy prestigioso donde aprendió a no cruzar la línea entre pornografía y sensualidad logrando obras de arte provocativas sin llegar a ser explícitas. La mayoría de estas obras, por desgracia se perdieron durante un incendio. Vargas cobraba apenas 30 dólares por dibujo en ese entonces.

En 1940 un anuncio en el periódico lo llevó a contratarse con la revista Esquire fundada en 1933 como un proyecto para caballeros con ilustraciones sensuales y contenido, el antecedente de Playboy. Entonces y como estrategia de ventas Vargas aceptó vender sus ilustraciones femeninas como Varga Girls cediendo los derechos a la revista.



La historia de Vargas como artista no es muy afortunada a pesar de su gran talento. Durante la Segunda Guerra Mundial sus chicas vendieron millones de cromos, sus imágenes originalmente en calendarios se reprodujeron en espectaculares y miles de formatos y hasta en los aviones que bombardeaban Japón y Alemania, Esquire ganó millones con semejantes ventas y Vargas confiado hacía acuerdos verbales y recibía un pago semanal de 75 dólares por sus ilustraciones a destajo. La situación no mejoró hasta 1944 cuando logró negociar un sueldo de mil dólares pero los derechos y su trabajo exclusivo por 10 años siguieron en poder de la poderosa revista.



A pesar de todo los mejores años de Varga en el aspecto artístico fueron aquellos con Esquire pues gracias al manejo magistral del aerógrafo sobre la acuarela podía lograr transparencias que dan la impresión de una chica desnuda que sin embargo está vestida gracias aun excelente estudio anatómico y un gran manejo de claroscuros, además de la perfecta elección de los temas que dieron origen a la imagen de la saludable chica estadounidense donde se inspiró Hollywood durante los años cuarenta hasta los setentas.
La revista tuvo que lidiar con las buenas conciencias de la oficina de Correos estadounidense que piso trabas para la distribución de la revista y entonces pusieron en venta los calendarios por separado e incrementaron las ventas.
Los editores justificaban el éxito de su producto en medio de la guerra diciendo:

“puede que eso sea precisamente lo que necesitamos ahora mismo. Un poco de concentración y tal vez podamos imaginarnos cada mes un maravilloso encuentro a solas con una bella desconocida... Lo que puede que sea el fin del mundo está marcado por un muslo bonito; el principio del caos, por la elevación de una preciosa cadera”*




En 1945 Esquire recaudó más de un millón de dólares por la venta de las Chicas Varga, el artista sólo 12 mil dólares y decidió irse. Su nombre y su trabajo eran propiedad de la revista y sus intentos de conseguir trabajo en California sólo lo dejaron en bancarrota. En 1953 Hugh Hefner también dejó Esquire para fundar Playboy, él publicó los dibujos de nuestro artista con el nombre de Chicas Vargas, la “s” volvió a su nombre y el paso fue más generoso; hasta 1500 dólares por dibujo al llegar la década de los sesentas, sin embargo su época de esplendor había pasado. Sus chicas ya eran parte de la cotidianeidad y con la liberación femenina que se logró al integrar a la mujer al trabajo durante los días de la guerra, sus imágenes encantaban, pero no causaban el impacto social de antaño.



Referencias:
*Tom Robotham, Varga, Madrid, Libsa 1993.
Exordio
Esquire magazine
Wikipedia
Life (imágenes en google)

martes, agosto 25

De la mutilación a la indolencia. Historia en primaria

**click para agrandar las imágenes y leer los textos

Todo empezó con una nota en la jornada donde Olac Fuentes Molinar ex subsecretario de educación básica y normal de la SEP denunció que "se mutilaba la historia de México" pues en los libros de primaria no aparecen ni la Conquista ni la Colonia.

Mi curiosidad me llevó a averiguar lo siguiente:

En el Nuevo plan de estudios de educación básica que es producto de la famosa Alianza por la Calidad Educativa que dota al SNTE de capacidad política y de ejecución absoluta de las políticas educativas.
En este nuevo plan curricular historia se encuentra en la división de exploración y comprensión del mundo natural y social junto con ciencias naturales, y geografía. Historia está enfocado dentro de la competencia (habilidades para lograr objetivos específicos), de la convivencia social.
Se le destinan 2 horas semanales que equivalen, sin huelgas, epidemias o cualquier eventualidad, a 80 horas anuales. A partir de 3º de primaria edad donde se supone los niños ya pueden manejar y comprender los conceptos sobre la concepción del tiempo, largo, inmediato, el pasado cercano y el pasado remoto y por lo tanto están preparados para estudiar procesos históricos. (En la práctica, incluso los adultos fallan en esto).

El antecedente son los cuadernos de 1º y 2º sobre la Exploración de la Naturaleza y la Sociedad. La página de la SEP no es muy clara sobre el curso de 3º y según el secretario de educación la Conquista y la Colonia se estudian en 4º. Esto parece lógico pues el texto trata el origen del hombre en Ámérica y las culturas de Mesoamérica por desgracia la versión disponible en PDF en el sitio se queda en el bloque 2 y ni en el índice sabemos cuaĺes son los temas pues una versión experimental.





En 5º con la idea de continuidad siguen enseñando historia de México, al contrario del libro anterior donde se trataban las civilizaciones antiguas. Este contenido conectaba con el temario de 2º de secundaria que parte del Renacimiento para enseñar Historia Moderna y contemporánea.
La novedad empieza con los primeros años de vida independiente (tal vez aqui saltó la mutilación del escándalo).



En la versión anterior de 5º se dedicaba más espacio a la Conquista dentro del tema: Renacimiento y la era de los descubrimientos. Ahí se hablaba del comercio y la formación de imperios como el español y el portugués, parece pertinente la inclusión de Colón los avances renacentistas y las guerras de religión para insertar nuestra historia en un contexto internacional, a mi parecer acertado. EL libro cerraba con una explicación sobre la formación y funcionamiento de Nueva España que se conectaba con el libro de 6º de historia de México exclusivamente.

En la nueva versión de 6º se trata la prehistoria, la antigüedad, la Edad Media y la época moderna hasta el Renacimiento donde se dedican un par de párrafos a la conquista del imperio español en nuestras tierras:






En Secundaria el México prehispánico, la Conquista y la Colonia hasta 1750 aproximadamente se revisan en un bloque o unidad en el último año. (Hay que recordar que historia sólo se cursa en dos de los 3 años). La mayoría de los maestros no dedica mucho tiempo en afán de terminar el libro y la mayoría sólo llega al bloque 3 que trata de los problemas de nuestro país para consolidarse y termina con el movimiento de Madero.

Me queda la seguridad que las políticas educativas tienen todo interés en asuntos que no son transmitir conocimientos ni crear conciencias y mucho menos crítica. Por so no importa el equilibrio, ni la continuidad, ni explicar la simultaneidad de los procesos históricos. La mayoría de los textos que para muchos son el único contacto con un libro en toda su vida, se echa en saco roto. Así las cosas. No se mutila pero no se explica. No es propaganda, es indolencia. No se qué es peor.
Pero no es un defecto de este curso, o algo que empezó y de la Alianza por la calidad de la educación. El proyecto educativo nacional se ha ido degradando desde que grandes hombres como José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet dejaron sus puestos, qué podemos esperar de Elba Ester Gordillo que es tan corrupta como rico es su cirujano plástico, tan ignorante... y de un gobierno que la dotó de singular poder como si la Secretaría de Educación tuviera dos cabezas, una menos visible que la otra y un gobierno permisivo.

Referencias:

Material de: Educación básica SEP

martes, agosto 18

De los nuevos historiadores...

Me da mucho gusto ver el plan de estudios de la licenciatura de historia del Instituto Mora. Incluye aspectos que yo misma he tenido que aprender de manera un tanto salvaje como: diseño y producción editorial (mi favorita), producción multimedia, audiovisual y radiofónica. Además de lenguaje para transmitir el conocimiento histórico cuya falla es no sólo muestra de pedantería, sino con seguridad la peor y más arraigada maña del gremio.
Materias como instrumentos de evaluación, comunicación, museografía y políticas culturales divididas curricularmente a partir de un tronco común en tres líneas profesionales que son: didáctica, divulgación y gestión de patrimonio. Muestra que poco a poco los historiadores se van alejando de la vida del cubículo de tiempo completo para intentar nuevos modos de investigar y difundir el conocimiento histórico.

Convocatoria aquí

Lolita

Poca gente sabe que tengo dos novelas favoritas: una, Santa de Federico Gamboa y la otra Lolita de Vladimir Nabokov. De la mexicana hablaremos en otra ocasión, porque hoy se cumplen 51 años de la primera edición estadounidense de la historia de Humbert Humbert y su adorada Dolores Haze de doce años.



Vladimir Nabokov (1899-1977), de origen ruso vivió en el exilio debido a la Revolución Bolchevique, primero en Europa y después en Estados Unidos donde escribió Lolita en 1953. La novela siempre calificada como una de las mejores, es una descripción perfecta del interior de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial a través de un recorrido por carreteras y moteles, lo que hace de ella una suerte de “road novel”. Con un gran manejo de una lengua extranjera Nabokov logra describir la obsesión con gran ternura:

Ahora creo llegado el momento de introducir la siguiente idea: hay muchachas, entre los nueve y los catorce años de edad, que revelan su verdadera naturaleza, que no es la humana sino la de las ninfas (es decir demoniaca), a ciertos fascinados peregrinos, los cuales, muy a menudo, son mucho mayores que ellas (hasta el punto de doblar, triplicar e incluso cuadruplicar su edad). Propongo designar a esas criaturas escogidas con el nombre de nínfulas.
Debe advertirse que sustituyo las limitaciones espaciales por las temporales. De hecho, quisiera que el lector considerara “nueve” y “catorce” como los límites –playas de aguas relucientes como espejos, rocas rosadas-- de una isla encantada, reino de esas muchachas a las que denomino nínfulas, y rodeada por un mar vasto y brumoso. Entre esos límites, ¿son nínfulas todas las niñas? No, desde luego. De lo contrario, los hombres capaces de penetrar ese secreto, es decir, los peregrinos solitarios, los ninfulómanos, se volverían locos. Tampoco es la belleza un criterio determinante, y la vulgaridad –o, al menos lo que una comunidad determinada considera como tal-- no daña forzosamente ciertas características misteriosas que dan a la nínfula esa gracia etérea, ese evasivo, cambiante, anonadante, insidioso encanto mediante el cual se distingue de sus contemporáneas que dependen incomparablemente más del mundoespacial de fenómenos sincrónicos que de esa isla intangible de tiempo hechizado donde Lolita juega con sus semejantes. Dentro de los mismos límites temporales, el número de verdaderas nínfulas es harto inferior al de las jovenzuelas provisionalmente feas, o tan sólo agradables, o “simpáticas”, o hasta bonitas y atractivas, comunes, regordetas, informes, de piel fría, niñas esencialmente humanas, con vientrecitos abultados y trenzas que acaso lleguen a formarse en mujeres de gran belleza (pienso en los feos tapones con medias negras y sombreros blancos que se convierten en deslumbrantes estrellas cinematográfica). Si pedimos aun hombre normal que elija a la niña más bonita en la fotografía de un grupo de colegialas o girl scouts, no siempre señalará a la nínfula. Hay que ser artista y loco, un ser infinitamente melancólico, con una gota de ardiente veneno en las entrañas y una llama de suprema voluptuosidad siempre encendida en su sutil espinazo (¡oh cómo tiene uno que rebajarse y esconderse!), para reconocer de inmediato, por signos inefables –el diseño ligeramente felino de un pómulo, la delicadeza de un miembro aterciopelados y otros indicios que la desesperación, la vergüenza y las lágrimas de ternura me prohíben enumerar--, al pequeño demonio mortífero entre el común de las niñas; pero allí está, sin que nadie ni siquiera ella, sea consciente de su fantástico poder.*




Una novela de interesante sinceridad y pureza no encontró editor pronto y por eso se publicó primero en Francia (1955) y en Estados Unidos 3 años después pues alteraba demasiadas buenas conciencias. Seguramente por que temían ver algún desvarío reflejado en esas líneas; respecto a la novela el autor comentó en 1964 para la revista Life lo siguiente:

I would say that of all my books Lolita has left me with the most pleasurable afterglow —perhaps because it is the purest of all, the most abstract and carefully contrived. I am probably responsible for the odd fact that people don't seem to name their daughters Lolita any more. I have heard of young female poodles being given that name since 1956, but of no human beings.


Por supuesto, mi poodle se llama Lolita, Lo.

Una novela así es imposible llevar al cine tal como Nabokov la escribió, sin embargo hay dos intentos el primero de 1962 en manos de Stanley Kubrick quien acostumbraba no respetar las novelas para crear versiones completamente diferentes aunque brillanntes, basta recordar el Resplandor de Stephen King y 2001 Odisea del espacio de Arthur C. Clarke, Lolita no fue la excepción. La segunda versión de 1997 tiene como gran valor la impecable actuación de Jeremy Irons como Humbert , pero de Lo, nada.



Las adaptaciones en el cine y las miles de páginas que se han escrito para descalificar y alabar la historia ayudaron a insertar una categoría llamado lolita que designa tanto un estilo de pornografía de protagonistas aniñadas y un estilo de moda o subcultura que nació en Japón (¿dónde más?) en los años 80 que se caracteriza por rescatar la moda del rococó para parecer una muñeca, o un trasvesti si no se tiene cuidado, nada que ver con una nínfula.


Referencias:
*Vladimir Nabokov, Lolita, Barcelona, Anagrama, 1991 pp.24-24
Wikipedia
Mtv news room
Lolita fashion

jueves, agosto 6

El país de la vitrina

La vitrina es una solución práctica de inclusión y exclusión, muy útil para exponer objetos valiosos o interesantes con una barrera de cristal que evita el posible contacto físico de los curiosos que no tienen derecho sobre los objetos.


Antonio Ruíz El Corcito Verano 1937 óleo sobre madera


Una vitrina bien iluminada es el centro de la composición de la pintura que Antonio Ruíz “el Corcito” realizó en 1937. Dentro de ella tres maniquíes forman parte de una escena paradisiaca de playa, donde los tonos naranja y verde brillantes invitan a unirse, tanto, como amenazan con desbordarse, salpicando al espectador con agua salada y arena. Sin embargo, esa barrera de cristal tan eficiente lo impide. Afuera dos personas admiran el aparador. No podemos ver sus rostros, pero su atuendo nos cuenta mucho de ellos; son un hombre y una mujer; hermanos, tal vez pareja, amigos, no lo sabemos, pero en el instante que plasmó el pintor son una representación de México en su paso de nación agrícola llena de desigualdad, a un país industrial, moderno lleno de contrastes.

Regresemos entonces a los dos personajes, él lleva un overol de mezclilla, una tela resistente al trabajo duro y al tiempo que se popularizó entre la clase obrera en Estados Unidos en las últimas décadas del siglo XIX. Sus botas de trabajo, camisa roja y chamarra gruesa están muy lejos ya de la vestimenta común de los trabajadores porfiristas donde predominaban las fibras burdas que se obtenían del henequén, el maguey para obtener manta. Su sombrero tampoco es de campesino, más bien se percibe de fieltro, y nos cuenta cómo su dueño se adapta muy bien a la vida de la ciudad que no para de crecer desde que terminó la Revolución.
En ella su rebozo tradicional podría engañarnos pero basta observar un poco más para ver que su vestido de tono ocre es de tela brillante, no apto para la vida en el campo, lo mismo que sus zapatillas que en pulcro negro llevan tacones: el calzado perfecto para pasear por una calle recién arreglada, con edificios vanguardistas de estilo art decó, cuyas líneas rectas enmarcan la brillante vitrina ante la tenue luz del alumbrado público, de cuya presencia nos cuenta, el poste a la izquierda de la composición.
La escena se desarrolla de noche pues ese momento permite al artista resaltar la luminosidad del aparador, la puerta de la tienda de trajes de baño que muestran los maniquíes, sin embargo, se encuentra cerrada, pero nos queda claro que aún abierta, no cambiaría en nada la situación de nuestros personajes que absortos observan la irreal playa.



Verano (detalle de la pareja)


“El Corcito” nuestro pintor, nació en el Estado de México en 1892, artista de la Academia de San Carlos, fue discípulo de Saturnino Herrán, formó parte del sueño vasconcelista de las misiones culturales, y aunque su trabajo está principalmente en pequeño formato, es parte del movimiento artístico posrrevolucionario. Reconocido por Diego Rivera quien escribió una monografía sobre su obra, donde resalta sus habilidades para retratar la vida cotidiana, la tradición plástica puramente mexicana que según el muralista sobrevivió:
“...en pueblos lejanos, en los mercados, a donde no iban ni van nunca las “personas decentes”. En los tianguis maravillosos continuó viviendo y sigue viviendo esa tradición de plástica espléndida. No han conseguido matarla la sub-burguesíay sus lacayos artistoides y literatoides...*”


Rivera al reconocer al Corcito como un pintor maduro, digno de formar parte del movimiento artístico que él y Frida Kahlo lideraban, según su texto de 1942, también lo halaga como cronista de la ciudad, por su conocimiento sobre el verdadero México, ese de las calles, de los mercados, de los pueblos. Ese México que en 1937 año de “el Verano” se encontraba en pleno proceso de industrialización.



Diego Rivera ofrece en El portador de flores de 1935 una visión idealizada del campesinado.


Nuestro país durante el Cardenismo vió los últimos intentos reales por cristalizar una reforma agraria eficiente, se invirtieron grandes cantidades de dinero y se repartieron tierras, tantas que en 1940 el 47% de las tierras de cultivo eran ejidales, pero nuestra agricultura se estancó. Se privilegiaron los productos locales (maíz y frijol), sobre los de exportación y el campo comenzó a empobrecerse. Los experimentos como la Revolución Verde y la exclusión de los pequeños propietarios marcaron el destino de muchas personas, la Segunda Guerra Mundial, la política de sustitución de importaciones, que permitía producir localmente productos que antes se importaban, y el llamado “Milagro Mexicano” volvieron a este país una economía industrial marginando poco a poco al campo.
En los años de la pintura (1937) la población ocupada en la industria era un 15.6% del total y un 80% se empleaba en el campo. Ejemplo de este cambio son nuestros personajes que admiran la vitrina.



Vitrina en una tienda de Estados Unidos en 1937, el mismo año de la pintura.


Ambos son claramente citadinos, adaptándose a los cambios, a los nuevos trabajos, se encuentran sin duda, muy lejos de la cultura campesina, pero también muy lejos de los objetos en la vitrina. Como obreros apenas tienen días de descanso y su salario no les permite sumarse a la novedad que por esos años se popularizó: los viajes de vacaciones a destinos turísticos, especialmente si de playas exóticas se trataba, un lujo burgués. Una moral diferente pues seguramente la mujer del cuadro jamás se pondría un traje de baño tan atrevido porque seguramente hablamos de una ferviente católica. Una mujer que no se identifica con las modelos de las revistas, esas mujeres que el Chango García Cabral pintaba para Revista de Revistas, por la misma época. Ella aunque seguramente hermosa, no era una vampiresa o cosmopolita.



Chica estadounidense en la playa 1935


Víctimas del cambio, de una revolución que no alcanzó para todos, anquilosada e institucionalizada, nuestros personajes no sólo miran una playa de aparador cuyo ideal se encuentra a miles de kilómetros, admiran con asombro un país que no les pertenece, un país que los excluye y que los margina sólo como trabajadores. Basta ver el tono de piel de nuestros personajes comparados con los maniquíes. Una barrera de cristal los separa de la modernidad tan cacareada por los gobiernos mexicanos.
El Verano me parece una gran pintura, no sólo por la pincelada y el manejo del color, pues cuenta una historia de los años 30 en la Ciudad de México, que es muy actual pues al igual que los personajes de la pintura, hoy en día, miles de personas se van a la cama sin poder acceder a tantas cosas, muchas de ellas tan esenciales y que sólo pueden admirar dentro como una realidad alterna, la del país de la desigualdad, el país de la vitrina.

Referencias:

*Diego Rivera Mi querido Antonio Ruiz alias el Corzo (1942)
Rita Eder et al, Antonio Ruíz "el Corcito", México, Landucci, 1998.
Lorenzo Meyer, La institucionalización del nuevo régimen, en Historia General de México Versión 2000, México el Colegio de México, 2000, p. 825 y ss.
Wikipedia

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