domingo, abril 18

La cucaracha mariguana


Una cucaracha que caminando alegremente justo bajo mi coche en la calle. Me parece que ningún animalito provoca más repulsión y nadie en su juicio intentaría defenderlas porque representan la indecible suciedad que no queremos ver.

En 1913 un personaje del Porfiriato se convirtió, mediante una traición, en el equivalente a lo indecible, al que nadie querría defender, nunca. Incluso vestido de frack, Victoriano Huerta parecía una cucaracha; su ropa siempre manchada de grasa y mal arreglada jamás le dieron buen aspecto:

“Huerta era un hombre de más de 60 años educado en los cuarteles. En su rostro enigmático y repulsivo, los espejuelos oscuros velaban los ojos desconfiados [...] renuente a la noción del deber, ignorante o desdeñoso de toda energía individual o social libre, falaz hasta la decepción de sí mismo, brutal, arbitrario, entregado a la embriaguez, con sus exaltaciones y depresiones, partidario de la fuerza bruta fue dentro del gobierno, el elemento disolvente por excelencia. [1]


El presidente producto del golpe de Estado que asesinó a Madero era, un general porfiriano, y sin más, un oportunista, alcohólico y mariguano con una larga trayectoria de represor con los indios yaquis y mayas a pesar de ser él mismo de origen indígena (huichol), también combatió la insurrección zapatista y la Orozquista durante el gobierno de Madero. Al igual que las cucarachas comunes sorprendía su resistencia pues se dice que tomaba en promedio tres botellas de coñac diarios y además del tabaco fumaba mota. Por supuesto esto lo llevó a la muerte por cirrosis en 1916 después de dejar el poder.



Este personaje tan peculiar de la historia nacional es para la cultura popular ni más ni menos que La Cucaracha. Huerta se convirtió en protagonista de esta vieja canción española el mismo año que llegó a la presidencia porque:

“Tenía el uniforme con eternas manchas de grasa y de vino y despedía un olor a basura y a suciedad antigua, inmemorial. Sus bigotes eran lacios, con restos de comida vieja y olor a marihuana rancia. 
Por alguna razón que no me puedo imaginar, la gente le puso el apodo de La Cucaracha. 
Huerta caminaba tambaleándose de una manera grotesca porque invariablemente se encontraba borracho. Caminaba tambaleándose de una manera grotesca porque además de las virtudes ya enumeradas era cojo y patituerto. “ [2]


La Cucaracha revolucionaria terminó de darle fama a la canción que era conocida desde principio del siglo XIX en México, con las siguientes estrofas que celebran la guerra contra la dictadura entre 1913 y 1915:

La Cucaracha, la cucaracha,
ya no puede caminar,
porque no tiene, porque le falta,
mariguana que fumar.

Ya se van los carrancistas,
ya se van por el alambre,
porque dicen los villistas,
que se estarán muriendo de hambre.

Pobre de la Cucaracha,
se queja con decepción,
de no usar ropa planchada,
por la escasez de carbón.

(Coro)

Pobrecito de Madero,
casi todos le han fallado,
Huerta el ebrio bandolero,
es un buey para el arado.

La ropa sin almidón,
se pone todos los días;
y sin esas boberías,
se me figura melón.

(Coro)

¡Todos se pelean la silla
que les deja mucha plata;
en el Norte Pancho Villa,
y en el Sur Viva Zapata!

Una cosa me da risa:
Pancho Villa sin camisa,
otra cosa me da horror,
al vil Huerta en camisón.

(coro)

Necesito algún "fortingo"
para hacer la caminata,
al lugar donde mandó
a la convención, Zapata.

Una guacamaya pinta
le dijo a una colorada,
quien se meta con mi patria,
se lo carga la chingada

(coro).

Hay unos que roban mucho,
y luego huyen muy lejos,
validos de fuero y mando
y de que nos creen pen...itnetes.

(coro)

Qué bonitas soldaderas
cuando bailan el fandango.
Viva Pánfilo Natera,
el orgullo de Durango.

Ya murió la Cucaracha
ya la llevan a enterrar,
entre cuatro zopilotes
y un ratón de sacristán.
[3]


Me parece que esta es la mejor letra de todas las que se pueden encontrar en los siglos de vida de esta canción, pues nos remite a las tropas villistas y su vida cotidiana, tal vez la cantaban antes de combatir a los federales o después de las victorias de la División del Norte.

[1] Fernando Benítez, Lázaro Cárdenas y la Revolución Mexicana. t. 1 El Porfirismo, México, FCE, 1977, p. 164.
[2]
[3]
Imágenes

jueves, abril 8

Según el calendario...



Este blog de historia y desvaríos cumple un año. Muchas gracias a todos por leer y comentar.







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lunes, abril 5

Los caminos de Zapata



No es una del Bicentenario, o no de ese que “discute México” sin verlo, es sobre las tierras de El Jefe como aún llaman a Emiliano Zapata en el estado de Morelos donde ¡Tierra y Libertad! Se transformó en Tierra de libertad y trabajo, un lema del gobierno.

Desde Cuautla, una ciudad estratégica en las luchas de Independencia y Revolución, hasta Chinameca hay un gran camino que cambia de vegetación hasta internarnos en los cañaverales que en 1910 eran parte de las enormes haciendas productoras de azúcar, esas que se iban comiendo las tierras de los pequeños productores hasta condenarlos a trabajar para la hacienda y consumir lo que en la Tienda de raya les daban.

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Emiliano Zapata era parte de una tradición guerrera, pues este pueblo siempre ha luchado por su tierra, lo hicieron en el virreinato, el segundo Imperio, el Porfiriato y por supuesto después de la Revolución. Hoy en día, muchas de estas tierras son ejidales, eso se percibe en el espíritu de comunidad, en las figuras de asambleas y enlaces directos con los representantes municipales, en que “las cosas se hacen”. Con seguridad esta es la zona donde el reparto agrario fue más efectivo, sin embargo, hoy se pueden comprar lotes a muy bajo precio o ranchos a más o menos cien pesos el metro cuadrado para hacer fraccionamientos de fin de semana, en una tierra muy fértil. Así que la gente seguirá luchando, porque aunque suene a cliché, el ideal de “la tierra es de quien la trabaja” le da esperanza a los campesinos de la zona, por eso el Jefe sigue vivo, en detalles que escapan a cualquier celebración banal del Bicentenario.

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Chinameca es la última parada del viaje de Emiliano Zapata, por caminos intrincados que explican su éxito en la guerra de guerrillas, cerca de su campamento en la Piedra Encimada, donde fue víctima de una traición el 10 de abril de 1919. En el portal de entrada a la antigua hacienda se levantó un monumento ecuestre al caudillo y en la piedra se pueden ver las huellas de las balas que lo acribillaron. Por supuesto la estatua no es la que solía estar y la plaza vivió mejores años, lo murales se borraron y el discurso agrario termina abruptamente con Gustavo Díaz Ordaz. Aquí no ha pasado el Bicentenario, ni pasará, este abandono no es casual, se entiende que los ideales de Zapata no son buena propaganda para un gobierno al que no le importa el campo. Mejor no moverle, deben pensar.

La ruta de Zapata es una lección de historia viva, deja mucho para reflexionar, sus paisajes y su cielo estrellado ayudan a comprender por qué los zapatistas se lanzaron a luchar por la tierra, aquí los corridos cobran sentido y la revolución se vuelve un relato tangible y mágico.

Algunos corridos sobre Zapata aquí.

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