lunes, abril 5

Los caminos de Zapata



No es una del Bicentenario, o no de ese que “discute México” sin verlo, es sobre las tierras de El Jefe como aún llaman a Emiliano Zapata en el estado de Morelos donde ¡Tierra y Libertad! Se transformó en Tierra de libertad y trabajo, un lema del gobierno.

Desde Cuautla, una ciudad estratégica en las luchas de Independencia y Revolución, hasta Chinameca hay un gran camino que cambia de vegetación hasta internarnos en los cañaverales que en 1910 eran parte de las enormes haciendas productoras de azúcar, esas que se iban comiendo las tierras de los pequeños productores hasta condenarlos a trabajar para la hacienda y consumir lo que en la Tienda de raya les daban.

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Emiliano Zapata era parte de una tradición guerrera, pues este pueblo siempre ha luchado por su tierra, lo hicieron en el virreinato, el segundo Imperio, el Porfiriato y por supuesto después de la Revolución. Hoy en día, muchas de estas tierras son ejidales, eso se percibe en el espíritu de comunidad, en las figuras de asambleas y enlaces directos con los representantes municipales, en que “las cosas se hacen”. Con seguridad esta es la zona donde el reparto agrario fue más efectivo, sin embargo, hoy se pueden comprar lotes a muy bajo precio o ranchos a más o menos cien pesos el metro cuadrado para hacer fraccionamientos de fin de semana, en una tierra muy fértil. Así que la gente seguirá luchando, porque aunque suene a cliché, el ideal de “la tierra es de quien la trabaja” le da esperanza a los campesinos de la zona, por eso el Jefe sigue vivo, en detalles que escapan a cualquier celebración banal del Bicentenario.

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Chinameca es la última parada del viaje de Emiliano Zapata, por caminos intrincados que explican su éxito en la guerra de guerrillas, cerca de su campamento en la Piedra Encimada, donde fue víctima de una traición el 10 de abril de 1919. En el portal de entrada a la antigua hacienda se levantó un monumento ecuestre al caudillo y en la piedra se pueden ver las huellas de las balas que lo acribillaron. Por supuesto la estatua no es la que solía estar y la plaza vivió mejores años, lo murales se borraron y el discurso agrario termina abruptamente con Gustavo Díaz Ordaz. Aquí no ha pasado el Bicentenario, ni pasará, este abandono no es casual, se entiende que los ideales de Zapata no son buena propaganda para un gobierno al que no le importa el campo. Mejor no moverle, deben pensar.

La ruta de Zapata es una lección de historia viva, deja mucho para reflexionar, sus paisajes y su cielo estrellado ayudan a comprender por qué los zapatistas se lanzaron a luchar por la tierra, aquí los corridos cobran sentido y la revolución se vuelve un relato tangible y mágico.

Algunos corridos sobre Zapata aquí.

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3 comentarios:

aguz22 dijo...

linda entrada. Interesante encuadre el del mural descascarado, cono la revolución.

Trementyna dijo...

gracias :D

Otra sombra más. dijo...

Hola, buena historia la que cuentas para quien no sepa.

He visitado Chinameca varias veces.

En una de esas veces iba con mi abuelita; resultó ser comadre de uno de los dos ancianos centenarios que venden fotos, monedas y narran los sucesos de aquel lugar, por unas monedas que guste usted, debajo del monumento a Zapata en la puerta de entrada.

Mi abuelo trabajo mucho tiempo en Chinameca, hace bastante tiempo; y ahí se conocieron y se hicieron compadres ¿Seguirán vivos esos venerables señores?

Mi abuelita es sobrina de uno de los que acompañaron a Zapata ese 10 de abril; de los Roldán.

Y sí, es verdad, es una lástima que el mural se este cayendo a pedazos, pedazos de historia que a nadie le interesa.

Solo a nosotros los incomprendidos historiadores.

Saludos.

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