lunes, enero 3

El Espejo que no te engaña

Por fin se fue el hastío del 2010, el año del Bicentenario, Centenario y demás celebraciones que prefiero borrar de mi memoria. Propaganda insufrible y derroche inútil de dinero, además de mi vajilla conmemorativa del Sanborns que adorna mi mesa... bueno ya, miles de líneas se han escrito sobre la desilusión bicentenaria y ya no tiene caso repetir, ni llorar con el recuerdo de Morelos en las bolsas de hielo Fiesta que parecía salido de una serie japonesa... y el Coloso...el horror.
Empieza 2011 y estamos un poco más cerca del cataclismo que según los mayas (¿?) habrá en 2012 y como vagabundo en las calles de Nueva York es el momento de gritar: ¡arrepiéntanse!!! Ok, no, pero les presento el espejo que no te engaña:



Esta imagen la pintó Tomás Mondragón en 1856 y no servía para decorar ninguna casa, pues el concepto de colgar “arte” en los muros para combinar con los muebles y el gato es bastante nuevo. Este cuadro invitaba a la reflexión, a la meditación sobre la vida llena de excesos, placeres mundanos, la muerte y la putrefacción.

Del mismo modo que las Moiras griegas que, hilaban, medían y cortaban el hilo de la vida, la mano de Dios desde el cielo controla el destino de esta mujer tan vanidosa, como dejan ver los objetos en su tocador y su atuendo tan recargado. Pero es sólo una ilusión, algo momentáneo pues esa belleza no es más que alimento para los gusanos, simplemente carne que no trasciende como sí lo hace el alma si es buena.
Esta imagen responde a una tradición muy arraigada en el Barroco que promovía la reflexión y el arrepentimiento, pues la muerte podía llegar en cualquier momento, por enfermedad, accidente o simplemente por voluntad divina sin importar la edad o condición social. El mensaje de estas imágenes se reforzaba desde el púlpito con terroríficos sermones que seguro hacían temblar a más de uno. La tradición del Memento Mori (Recuerda que morirás), estuvo muy presente en México, incluso mucho después de la Independencia pues aunque cambiaron los gobernantes la religiosidad permaneció prácticamente igual por mucho tiempo a pesar de la tensión con las leyes liberales, por lo menos hasta las Leyes de Reforma.

El Espejo que no te engaña, es pues aquel que te presenta tal como eres, efímero, aunque claro, a esta mujer le sobran costillas.

*La imagen proviene de Juegos de Ingenio y Agudeza, (catálogo de exposición), México, MUNAL, CONACULTA, 1995 y se encuentra en la Pinacoteca de la Profesa, México DF

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión, aunque creo que la mayor parte de la humanidad está más que consciente de ser efímeros, por más que se esfuerce en intentar olvidarlo, todos esos festejos son prueba de ello, buscan la inmortalidad de cualquier forma posible, revindicando la de otros piensan que eventualmente obtendrán la propia.

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