lunes, mayo 25

De cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba

¿Qué puedo decir? Nací durante la Guerra Fría, cuando era niña había una remota pero real posibilidad de que la Unión Soviética atacara a los Estados Unidos y todos murieramos achicharrados por lo menos. Por supuesto para la época Reagan - Gorbachov la confrontación entre los líderes del mundo bipolar estaba más en el discurso que en la vida cotidiana, es que con los años la tensión del conflicto se diluyó. Echemos vistazo a la paranoia que se vivía durante los últimos años de la década de los 50 y los 60.
Para acelerar el fin de la Segunda Guerra Mundial y dejar bien clara la hegemonía resultante Estados Unidos utilizó no una, dos bombas nucleares sobre Japón, los resultados en pérdidas materiales y humanas a corto y largo plazo son una verdadera pesadilla cuya difusión alertó al mundo entero sobre el uso y el daño de estas armas que en los primeros años sólo los estados Unidos habían desarrollado. Pronto en Moscú se pusieron a trabajar para resultar en un “equilibrio del terror”
Según algunos cálculos:
[...] en caso de un intercambio nuclear masivo, la URSS perdería entre 120 y 150 millones de sus ciudadanos; Estados Unidos, entre 110 y 120. El tiempo de vuelo de un misil era inferior a treinta minutos.” <1>

Por supuesto esta destrucción asegurada impidió que una tercera guerra mundial se iniciara, a esta certeza se le llama Mutually Assured Destruction o MAD, justo la idea a la que hacen alusión Stanley Kubrick y Peter Sellers en la película Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb de 1964 donde un error humano desata un ataque mutuo y el fin del mundo.



Y es que la destrucción total era un miedo real, admito que no se si la sociedad soviética pasó por esta psicosis pero la estadounidense la padeció realmente y para muestra, un par de ejemplos:
The Fallout Shelter – Existían en el mercado varias formas de proteger a la familia de un holocausto nuclear, su promoción era de hecho una política gubernamental del periodo Kennedy desde 1961. <2> En 1962 se popularizó este manual de Chuck West para construir uno suficientemente útil para sobrevivir.



El contenido del librillo era el siguiente:
1.Ahora es el momento
2.Cómo puedes sobrevivir a una guerra nuclear
3.Construye un refugio ahora
4.Cómo construir un refugio
5.Ten un plande acción ahora
6.Mientras estás en el refugio
7.Evacuación
8.El camino de regreso

Por supuesto se vendía la idea que después de un tiempo en el refugio las cosas volverían a la normalidad, sin embargo suena a mera mercadotecnia, lo mismo que las mascaras antigas para niños con formas de edulcorados animalitos que no hacen más que disfrazar la paranoia.

Duck and cover – Este cortometraje animado se difundió en las escuelas de Estados Unidos desde 1951, se trata de un instructivo para reaccionar correctamente ante el resplandor de una bomba atómica, inspirado en los instructivos de protección civil ante los tornados y terremotos, lo que resulta en una animación didáctica y un tesoro sobre la época del terror de la Guerra Fría, así que háganse un espacio para ver el video, que nunca se sabe que pueda pasar, por cierto:
Norcorea dice estar lista para batalla contra EU vía El Universal en Twitter




<1> Francisco J. Amparán, Historia moderna y contemporánea II, México, Mc Graw Hill, 2009, p. 192 y ss.
<2> Es útil traer a cuenta la peícula Mi Novio Atómico (Blast from the past, 1999) Donde Brendan Fraser sale a la superfici después de toda una vida encerrado en el refugio familiar pues sus padres creyeron vivir un ataque nuclear.

Vía:
Ovejas eléctricas
wardomatic
Flickr

martes, mayo 19

Emilio Rabasa y la vida cotidiana en México del siglo XIX

Cuando el padre Hidalgo tomó el estandarte de la Virgen de Guadalupe y se inició la lucha por la independencia de México cambió el modo de hacer política, la manera de comerciar, entre otros aspectos, y poco a poco se consolidó un nuevo país. Sin embargo hubo cosas esenciales que no se modificaron pues la mayoría de la población siguió viviendo prácticamente igual y es que la conformación de un país moderno ha sido un proceso largo y muchas veces penoso.

Pensemos en la religiosidad mexicana, en ella, el barroco y la cosmovisión prehispánica se mezclaron para hacer de la relación con lo divino algo puramente sentimental, tanto, que muchas veces salió del control de los ideológos de la Iglesia. Tal vez por esa razón, al Santo Oficio nunca le faltó trabajo.

En el siglo XVIII las ideas ilustradas se introdujeron en México y algunos personajes intentaron normar las prácticas religiosas de la población porque tanto sentimiento y exageración barrocos les parecían no sólo de mal gusto, sino algo alejado de la búsqueda del bienestar y la felicidad. Los ilustrados encontraban incomprensible la idea de sufrir para llegar a la vida eterna (como los flagelantes y penitentes de Semana Santa), no veían que la cultura popular busca en la religión una suerte de empatía con la divibidad sufriente y calmar sus preocupaciones al refrendar con Dios el pacto de salvación que asegura la supervivencia de todos, además que les trae entre otras cosas, salud y buena fortuna.

Después de la Independencia el liberalismo continuó con las críticas a las prácticas religiosas pues consieraban que eran dañinas para las personas y que sólo fortalecían el poder de la Iglesia frente al Estado y la pugna entre ambas instituciones fue una constante y determinante en la inestabilidad del país durante buena parte del siglo que nos vio nacer como nación.


José Agustín de Arrieta, escena de mercado, óleo sobre tela, siglo XIX

Hasta que los liberales finalmente triunfaron después de la Guerra de Reforma o guerra de los Tres Años (1857-1861), las cosas realmente cambiaron para las mayorías pues verdaderamente se trastocó la vida cotidiana y la religiosidad debió hacerse, por lo menos en lo legal, de una manera privada y discreta pues en México “siempre se halla el modo” y ya para el porfiriato algunos detalles se pasaban por alto. Esta es la situación que relata Emilio Rabasa en su novela corta La Guerra de los tres Años que se publicó en el periodico El Universal en julio de 1891.

El relato transcurre en un pueblito porfiriano “cualquiera” que en este caso se llama el Salado donde se enfrentan la autoridad y las beatas por la celebración de una procesión del santito local; san miguel Arcángel.
El autor contrapone al liberal, adorador de Juárez, piensa que cualquier expresión pública religiosa significa menos preciar la memoria de los mártires de la Guerra de los Tres Años y piensa que la autoridad civil está por encima de todo, incluyendo a los curas y el pueblo que se olvida de ser liberal ante el pretexto de una fiesta religiosa organizada por un grupo de beatas exageradas que no salen muy bien libradas bajo la pluma de Rabasa.

La novela amena incluye varios ejemplos de vida cotidiana decimonónica, pelea de gallos, fiestas de iglesia, juegos hasta la cárcel donde van a dar el cura y el emperifollado santito ante el berrinche de las beatas que llevan el caso ante la esposa del gobernador quien decide resolver el asunto como buen porfirista mediando, paga por otra vía la multa del cura (y san miguel), y promueve a la autoridad local para salir del problema y cuumplir como ra el mandato oficial las leyes de Reforma pero de manera hábil para “ no chocar de frente con los sentimientos arraigados del pueblo”

Me parece que vale la pena buscar esta novelita, la ficha es esta: Emilio Rabasa, La Guerra de los Tres Años, México, Editorial Cultura, 1931, 105pp. Ils.
Yo agradezco a Angélica Velázquez del IIE el préstamo.

domingo, mayo 17

La Historia de las cosas

Sí lo se, este es un blog de historia y en una primera mirada el tema no encaja. A veces parece que los historiadores vivimos sólo en el pasado como en una especie de ensoñación que nos impide ver y analizar nuestro presente, pero es sólo parcialmente cierto, en realidad somos ávidos lectores de noticias y eficientes críticos del tiempo en que existimos.

El punto principal de este post va más o menos así: el año pasado edité dos libros, uno de historia universal contemporánea y otro de escenarios regionales, ambos tienen como objetivo explicar los procesos inmediatos que nos llevaron a los problemas geopolíticos actuales, y entre los separatismos, los odios raciales y las crisis económicas, fue imposible ignorar el problema ambiental, el cambio climático y el modo que el capitalismo ha mermado las economías del tercermundo ya de golpeadas por el colonialismo.

Vivimos en una sociedad que despilfarra y aunque nunca hemos sido buenos administrando recursos, esto va en picada desde los inicios de la globalización. es decir desde el siglo XV cuando se monetizó la economía, se vigorizó el comercio y se descubieron nuevos territorios y mercados por lo tanto. El proceso de degradación del planeta no es nuevo pero se ha agudizado con las recurrentes crisis económicas desde 1929 y sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial.

Este video, en realidad un corto documental es de Annie Leonard una estudiosa de ese escabroso tema llamado desarrollo sustentable y fue muy útil para la elaboración de los textos sobre la historia contemporánea, incluso espero que sirva para alguno interesado en tecnohistoria. Así que por favor háganse un pequeño tiempo para verlo, es útil, yo prometo regresar con algo específicamente de historia esta semana que empieza.

lunes, mayo 11

Un extraterrestre en la URSS. Dos modos de ser mujer en la Guerra Fría



La Unión Soviética era ese país fascinante que entre 1917 y 1991 significó la otredad que las más de las veces no podíamos entender. Para nosotros las necesidades creadas por el libre mercado dan la impresión de haber estado ahí por siempre, pero no es así. Aquella sociedad socialista había hecho de lado la moda como industria de consumo masivo, los vestidos eran mayormente de manufactura casera y no fue hasta 1959 durante el periodo de Nikita Jrushchov que se relajaron las restricciones para los estilos únicos y aún así la ropa que se conseguía no seguía tendencias especiales, era conservadora y de colores neutros con telas sencillas.




En julio de 1959 la casa francesa de Christian Dior envió varias modelos con muchos trajes a un desfile que se organizó para la más alta burocracia del gobierno y una muestra a la que acudieron 11 mil personas. De esta extraña visita, por supuesto no quedó una franquicia del modisto en Moscú, mas se conserva una serie de fotografías obra de Howard Sochurek quien utilizó a 3 de las 12 modelos de la “expedición” para fotografiarlas en las calles de Moscú. Las imágenes dan cuenta del choque entre a cultura burguesa y la visión socialista, como ver un extraterrestre caminando por Moscú.
La serie se encuentra en el archivo de la Revista Life que se aloja en los servidores de Google y son un testimonio de la Guerra Fría y las diferentes concepciones de la femeneidad, como objeto de lujo para unos y como parte activa de la sociedad para otros, ambos con sus altibajos.



Vía:
60 años de fotografía. Muestra de Dior en Rusia
Behind the photo

viernes, mayo 8

I'm simply plastic without you. A propósito de una exposición

Estados Unidos 1959, una chica plástica llamada Barbara 'Barbie' Millicent Roberts hizo su aparición en una feria de juguetes en Nueva York, era una apuesta arriesgada para sus creadores pues las muñecas que se comercializaban normalmente a las niñas eran de otro estilo, para nada con actitudes adultas. Resulta que las mujeres de los años cincuenta aún en la infancia ya no vivían como sus predecesoras. Las guerras mundiales las habían obligado y permitido a la vez como nunca antes integrarse a la economía y a la vida activa fuera de su hogar y en tiempos de paz fue imposible limitarlas al papel de madres y educadoras.

Por entonces corría la Guerra Fría y el bloque capitalista necesitaba símbolos y paradigmas que no dejaran duda de su superioridad ante la Unión Soviética, donde por cierto, la moda no era un asunto mínimamente importante; pero Barbie con su traje de baño a rayas, su colita de caballo y perfecto maquillaje con todo y lunar se convirtió en el símbolo del sueño americano. El paradigma de la mujer independiente, consumista y siempre perfecta producto de la economía de libre mercado.

Esta fashion doll es una versión tridimensional de las muñecas de papel para vestir que surgieron en Francia durante el siglo XVIII y se popularizaron en el XIX cuando aparecían en libros, periódicos y revistas o de manera suelta pues se elaboraban como cromolitografías y las más finas se coloreaban a mano, para el siglo XX se producían masivamente y eran muy populares por lo cual una muñeca de moda a la que se podía comprar un guardarropa ocupaba un nicho hasta entonces vacío, la aspiración infantil y las nuevas posibilidades que ahora estaba a su alcance con posibilidades más reales.

Mark Ryden, Saint Barbie


Hablar de Barbie es cosa seria, no solo para las millones de niñas que han crecido con ella. Como todo objeto producido por el hombre es historiable, ha cambiado con el tiempo según la circunstancia, un símbolo de afirmación norteaméricano hasta el final de la Guerra Fría en 1989 – 1991 y un intento de arquetipo multicultural a raíz de la globalización cuando se le ha transformado con razgos étnicos específicos de la multitud de mercados desde México hasta Sudáfrica.

Hasta el 10 de mayo se puede ver en el museo Franz Mayer una pequeña exposición protagonizada por Barbie celebrando su 50 aniversario. Más que un discurso museográfico acabado, pues material había de sobra, la exposición sólo es eso, una muestra; como asistir a la casa de alguien que nos presume su colección de maravillosas muñecas. Además de la introducción las cédulas no aportan mucha información y uno termina por saltarlas.

Se pueden ver algunas muñecas notables como la Barbie original de 1959, la clásica, por lo menos de mi niñez de lo más rocker de 1987, la astronauta, la versión de la modelo inglesa Twiggy, algunas que portan trajes de diseñador, la más notable es la del clásico de Christian Dior y algunas muñecas de ediciones para coleccionistas muy recientes pero imposibles de ignorar como la que rinde homenaje a Elizabeth Montgomery de la serie Bewitched.

Me parece que un objeto tan arraigado en la cultura popular como lo es Barbie merecía un estudio más profundo. No voy a decir que todas las niñas queremos ser o vivir a su modo pero es imposible negar que su referencia en la niñez nos recuerda que podemos hacer todo pues el slogan we girls can do anything de 1985 y años siguientes, es muy inspirador, más allá de sus medidas. Finalmente Barbie es sólo plástico, somos nosostros quienes la dotamos de trascendencia en el tiempo. Por sus virtudes y controversias Barbie es una veta para el historiador cultural, en esta ocasión la oportunidad se desperdició.



martes, mayo 5

Stalin: León Trotsky quiere matarme

En un pasillo del centro histórico de la Ciudad de México encontré junto a unas lindas playeritas de Carmen Salinas y Rigo Tovar, Stalin, la novela que me hizo feliz por algunos días y buena parte de sus noches pues trata de una de mis más grandes obsesiones; la URSS. Es lo bueno de caminar por las calles de esta ciudad, uno nunca sabe con qué te puede sorprender.
Richard Lourie un periodista experto en cultura rusa, y soviética por tanto, de la Universidad de Berkeley en California utiliza la premisa “León Trotsky quiere matarme” para introducirnos en la psique de Jossif Dzhugashvili un simple georgiano que lejos de la ideología y la intelectualidad que rodeaba a Lenin y sobre todo a Trotsky logró no sólo entrar, sino regir el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) para concentrar el poder del país más grande del mundo y la novela se ocupa de los años que van desde la niñez de Jossif, su paso por el seminario, la cárcel y la Revolución, hasta el asesinato de su gran enemigo en una casa del Distrito Federal en 1940 cuando por fin Stalin se puede ocupar de otro asunto: Hitler, durante la Gran Guerra Patriótica rusa, mejor conocida como Segunda Guerra Mundial.
La narración transcurre entre los pensamientos de Stalin, qué piensa, quiere y cómo lo va a lograr, cómo sobrevivir, hacerse de grupos de apoyo, generalmente de alborotadores dirigentes de los soviets, cómo ignorar el testamento político del dirigente bolchevique que lo descalificaba, pero sobre todo sómo matar a Trotsky, ese pedante judío, tan snob, que entendía poco o nada a la clase obrera y que sin embargo por su cercanía a la direigencia revolucionaria y su autoridad ideológica podía destruir su régimen aún desde el exilio en un país tan lejano como México, al desacreditarlo y exponer un grave secreto sobre su determinante intervención en los últimos días de Lenin.
Stalin fichado por la policía secreta del zar. Tomada aproximadamente entre 1902 y 1910

Así nos convertimos en cómplices de Stalin, presenciamos interrogatorios durante la purga política, crímenes y hasta travesuras que involucran a los dobles del dictador y un poco de alcohol. Stalin se convierte gracias a esta novela en un personaje cínico pero entrañable pues el autor ignora las fuertes medidas económicas para asegurar los logros del plan quinquenal que implicaron por ejemplo una hambruna artificial en Ucrania que costó miles de vidas durante los años 30 y la represión contra el pueblo que significó “el socialismo en un sólo país”, por el contrario como lectores quedamos encerrados en la visión del protagonista, muchas veces sólo dentro del Kremlin en una maraña de burocracia y formas determinadas de comportamiento basadas en la paranoía del mandatario su miedo a que Trotsky revele su terrible secreto.
El texto es de fácil lectura, muy emocionante pues combina la historia con la planeación de un sofisticado crímen, adolece de ser demasiado específica y que pensar en una segunda parte donde Stalin se enfrente a Hitler hasta su muerte en 1953 sería un trabajo de por vida para el autor que seguramente no le veremos realizar. Como sea esta novela es ampliamente recomendable.

*Lourie Richard Stalin la novela, Editorial Planeta

**Imagen de wikipedia commons

domingo, mayo 3

Lo que nos trajo el mes de abril

Agradezco a Felipe Castro el creador de Clíotropos su mención entre los blogs de historia de México activos en el mes de abril.




Espero poder aportar para que este medio sea reconocido como una voz efectiva para la difusión y la divulgación del conocimiento histórico, los "clío blogeros" vamos ganando terreno.

sábado, mayo 2

La mujer mexicana del déco a través de los ojos de Ernesto García Cabral y las portadas de “Revista de revistas” (parte 2)

Acerca de México y el Art déco que hizo suyo


La historiografía que sobre el art déco existe nos indica que en México, si bien existe la influencia del periodo entre las dos guerras mundiales, la percepción de la tranquilidad anhelada después de la revolución es innegable, por eso es conveniente fijar una cronología nacional, que nos acomode mejor: Las ideas de triunfalismo, y de linealidad en las artes decorativas, superando el art noveau, van desde 1920, con la subida al poder de Alvaro Obregón, hasta 1940, cuando el presidente en turno, Manuel Ávila Camacho, decide declarar la guerra a Alemania, Italia y Japón.
Sin embargo, al contrario del contexto internacional, donde las expresiones déco fueron más variadas, desde París hasta la vanguardia neoyorquina, en México, este movimiento tuvo sus mejores exponentes, en el rubro de la arquitectura, lo cual es bastante entendible, si pensamos que después de la revolución, existió cierta movilidad social, y que si bien muchos de los ricos del porfiriato, lo siguieron siendo, hubo muchas familias que accedieron a un nuevo nivel social.
Estos nuevos ricos decidieron mudarse, abandonar el actual centro histórico, como lugar “de gran alcurnia” para poblar un poco más lejos; es entonces que se cpnsolidan colonias como la Condesa o la Roma, por lo que aún hoy, resulta muy interesante admirar aquellas construcciones que con líneas rectas y juegos de bidimensionalidad nos recuerdan, la época que este texto intenta recordar.

El art déco en México, resultó la verdadera alternativa, la verdadera vanguardia, que aunque moderada, marca una vertiente de la historia del arte contemporáneo mexicano, a estudiar, como contraparte de los muralistas.
Si bien los artistas como Guillermo Ruíz (escultor), Agustín Lazo (pintor) y Jorge González Camarena (pintor e ilustrador) entre otros, aceptaron y compartieron el ideal de la revolución, no utilizaron su iconografía y mucho menos fueron parte del proyecto nacionalista de José Vasconcelos, a quien son en cierto modo rebeldes. Su idea sin embargo fue crear una visión más romántica que revolucionaria e incendiaria del país. El mejor ejemplo que de esto puedo ofrecer es la película Allá en el rancho grande, donde se expone una realidad imaginaria, a través de la otredad romántica del sombrerudo, muy efectiva y exitosa en el extranjero.

Con esta idea se valieron del nacionalismo mexicano, ese sentimiento que Vasconcelos pretendía exaltar desde la SEP a través de la pluma del Dr . Atl, la exquisita tradición artesanal mexicana, los famosos sarapes de Saltillo con sus formas geométricas y contraste de colores adquieren su fama internacional en esta época. Además es la época en que las culturas antiguas son retomadas, por supuesto que no me refiero a los riegos y romanos, no en este momento, el éxito lo acapara Egipto, por ejemplo, es la época en que la intacta tumba del faraón Tutankamón es descubierta, los medios masivos de comunicación se encargan entonces de difundirlo, por lo que las pirámides se ponen de moda, incluso no faltó quien se construyera, su propio monumento funerario con este tema en México, que mejor detalle de buen gusto, seguramente se comentaría en la época, que moderno se diría de este sepulcro flanqueado por una esfinge egipcia en pleno panteón francés de la ciudad de México.

Pero si lo antiguo justificaba como moderno para el mundo occidental, porque no proclamar ante ellos el pasado del mexicano, retomando las formas prehispánicas en los diseños, esta es pues la característica principal de los diseños déco en este país. Los motivos indígenas y las ideas románticas pueblerinas fueron muy socorridas sobre todo cuando de representaciones femeninas se trataba, los que exaltaba aún más la idea de la otredad romántica.


Ernesto García Cabral, Portada de “Revista de Revistas”, 17 de Marzo de 1929

La peculiaridad de la mujer en Revista de revistas o el caso particular la visión de Ernesto García Cabral

El estudio de un caso particular de estos artistas de la vanguardia moderada que vivió México en este periodo es necesario, por lo que tomo a Ernesto García Cabral, quien es clasificado sólo como dibujante, con lo que creo que no se le hace el mérito suficiente; así que usaré el termino ilustrador, por parecerme más amplio y apropiado. Este ilustrador veracruzano, nació en 1890, estudió becado en la Academia de san Carlos y en Francia lo que definió su estilo.

A su regreso a México, trabaja ilustrando las revistas como La Tarántula, Frivolidades y Multicolor; en 1918, comienza su trabajo para Revista de revistas, y la edición Jueves de Excélsior. Gracias a su dibujo lineal, es considerado influenciado por el art decó, mientras que contemporáneos como Orozco y Rivera lo califican como el mejor dibujante de su generación, su muerte en 1968 y su trabajo en el periódico Novedades, son aspectos que no tocaremos aquí, ya que es su trabajo como ilustrador en Revista de Revistas, el que nos da cuenta de la idea que de la mujer manejaba y como esta se inserta en la vanguardia moderada que con una visión romántica percibía la vida en México.

Ernesto garcía Cabral se vale de recursos compositivos novedosos, muy propios de este grupo vanguardista es decir “en el terreno de la pintura se optó por nuevos temas y recursos de construcción plástica; la frontalidad del personaje retratado, privilegiando con ello la comunicación de la vida emotiva, sobre el preciosismo estético.” (1)
De este modo nos muestra una mujer que al contrario del común ideado por sus colegas, tiene más que ver con la vampiresa francesa que con la romántica provinciana, es “la mujer fatal o vampiresa: el tipo de mujer que es celebrada después sin ponerse de acuerdo por Agustín Lara en sus canciones. Dicha especie que tanto explotó el cine norteamericano y que coincide con su desarrollo inicial, fue tomado por modelos a ciertas notorias artistas de teatro y de boulevard, que participaron en el movimiento conocido como art noveaum modern style o jugendstil que generaron desde el siglo pasado en Inglaterra los prerrafaelistas, dante Gabriel Rosseti, Edward Burne- Jones y demás; en Francia Gustave Moreau y otros.” (2)
Los dibujos de García Cabral, no muestran la timidez y la inocencia de la mujer moderna, en lo absoluto; la mujer nueva mexicana, la del nuevo régimen, empieza a esbozar una nueva mentalidad, mujeres que retan y que viven su vida apasionadamente, vienen a la mente nombres como Tina Modotti, Lupe Marín y la desafortunada Antonieta Rivas Mercado, personajes que percibían la existencia como un abierto espacio de creación, dentro de una sociedad que no permitía mucho movimiento. La mujer se convierte entonces en un aspecto de tensión cultural, es pues un símbolo de seducción y amenaza, es aquella que al contrario de las costumbres porfirianas, comienza tímidamente a fumar y beber en público, es aquella que recorta su vestido y su cabello se libera del corsé e intenta abrirse al eclecticismo que nutre al déco.
Sin embargo no debemos generalizar, puesto que estos fenómenos no tuvieron gran alcance, mucho menos en un país que no termina por entrar totalmente a la modernidad, debido a su propia inestabilidad política. Estos aires de novedad y libertad ideológica en la mujer fueron percibidos por pocas afortunadas en este país; las clases altas, pudientes, aquellas con situación económica holgada que les permitiese conocer lo difundido por los medios de comunicación, más allá de su comunidad, es un hecho que no todas cortaron sus trenzas y al usar vestidos holgados, se volvieron cosmopolitas.
Es aquí donde debo plantear el problema de la recepción de las imágenes ideadas por García Cabral; las cuales activadas por la difusión de Revista de revistas, llegaban a un público muy selecto, aquel, que había decidido, vivir en la colonia Condesa por ejemplo; basta con mirar la publicación para darse cuenta del nivel de su recepción, la mujer que la leía estaba clara que era civilizada, tal como el triunfalismo de la época mandaba, igual que el mundo entero debía serlo, he aquí un extracto de la revista que ilustra muy bien el punto en un reportaje sobre la vida moderna en África:
“las negras se retratan y conservan recuerdos científicos en sus maletas, tienen ya amantes. El acordeón traduce ahora las canciones nuevas y la máquina de coser constituye [sic] a los antiguos aparatos de las tejedoras. Las nuevas negras mandan cartas o telegramas para anunciar que van a contraer matrimonio o algún otro acontecimiento. No, las negras ya no están desnudas.”(3)

Las clases alta y media alta eran las que tenían acceso a consumir este tipo de imágenes y por lo tanto a asimilar este tipo de modelos que desde el extranjero se consolidaban, y que García Cabral había a prendido a dominar en su estadía en París, por lo que su obra inmortaliza “la perversidad y lo más vaporoso de la belleza femenina. Sus dibujos de cortesanas son como mariposas multicolores clavadas en las portadas de Revista con la punta de su lápiz genial. Tuvieron la gracia nerviosa de sus actitudes sus languideces sensuales, sus caprichos locos, sus elegancias serpenteantes” (4)


Ernesto García Cabral, Portada de Revista de revistas


Es de esta manera que la visión de garcía Cabral de la mujer a través de sus ilustraciones, me parece novedosa, su vanguardia rompe o intenta romper la moralidad porfiriana, muy cercana a la victoriana europea, sus imágenes ya no tiene necesidad de mostrar a la mujer arrepentida y sufriente por su dualidad, siniestra virginal, liberándola, esta vez es perversa, una vampiresa, sensual pero necesaria, un excelente antecedente y parte en el proceso histórico de renovación en la mentalidad femenina, que recibió este tipo de imágenes, aún en los tempranos años veintes y treinta del siglo XX en México.


(1)Anda Alanís Enrique X. De, et. Al, Art déco un paíos nacionalista, un México cosmopolita, (catálogo de exposición)México, Museo Nacional de arte, INBA, 1998. p. 40
(2) García Cabral Ernesto, Las décadas del chango García Cabral, México Dóme 1979, p. 11
(3) “Civilización”, en Revista de revistas, 18 de enero de 1931.
(4) Ernesto García Cabral Jr. ob cit, p. 45

La mujer mexicana del déco a través de los ojos de Ernesto García Cabral y las portadas de “Revista de revistas” (parte 1)

Contexto

México posrevolucionario, una temporalidad que se percibe como de una necesaria refundación social, en este país urge una reafirmación, ante el contexto internacional, una necesaria demostración de cómo este país latinoamericano, encajaba perfectamente en el contexto de la modernidad.

La población ante un escenario más prometedor que el siglo anterior, esperaba tiempos mejores que los del siglo XIX, con los nuevos gobiernos, “emanados de la revolución” Sin embargo esta tranquilidad se rompería muy pronto ante el conflicto Cristero de modo que una vez más la contradicción hizo mella en la dirección de un país que a momentos dejaba de parecerse altan anhelado ideal moderno.

Una de las condiciones de posibilidad para que México fuese moderno, me refiero claro, en el sentido aceptado por la mayoría, ya entonces dirigida de facto por Estados Unidos, fueron los medios de comunicación, a partir de los cuales (la radio y en mayor medida los medios impresos), irrumpieron en las mentalidades masivamente, presentando prototipos de ensueño que en un sentido estricto eran muy difíciles de ignorar. Los modelos de belleza de entonces en Hollywood, además de la publicidad de las revistas “cuyos anuncios ofrecieron la posibilidad de alcanzar el estado de modernidad y cosmopolitismo tan anhelado por la sociedad”(1) 1os modelos que en su conjunto ayudaron a romper sobre todo fuera de México con los vestigios de la rígida moral victoriana. Por lo mismo me parece conveniente partir explicando el contexto artístico internacional, para volver, yendo de lo general a lo particular, en las influencias del movimiento déco en el trabajo de Ernesto García Cabral.

Si se intentara resumir en una sola palabra la intencionalidad de las formas y composiciones, presentadas en este momento histórico, seguramente nos decidiríamos por triunfalismo, palabra que se refleja en las expresiones de este movimiento decorativo, durante mucho tiempo despreciado pero que sin embargo, encaja en el periodo entre los años que median las dos guerras mundiales, definidos muchas veces como “locos”. Tengo para mi, que la década de los veinte fue libre, por la amplia gama de posibilidades que se abrían, pero que son cortadas de tajo a partir de 1929, donde esa libertad se transforma en una necesidad de huir de la realidad.
El maquinismo y el triunfalismo del hombre sobre la naturaleza, dominaron entonces las formas, donde el desarrollo de los medios de producción, le permiten al arte insertarse dentro de una estructura social de necesidades, nunca antes vista: La masificación de las producciones, también tocó al arte, por lo que la línea entre artesanía o simple objeto de uso cotidiano y un objeto estrictamente artístico y por tanto único, llegó a perderse; tal como ya se había visto con el precedente del Art déco, la vanguardia llamada Bauhaus.



Los modelos de clara influencia alemana, la figura larga y siniestra del Nosferatu del cine en 1922, o las sombras del Cabinete del doctor Caligari, sin olvidar las propuestas visuales de Metrópolis, película que a través del futurismo expone el ideal estético de esta época, son buenos ejemplos de las imágenes que me interesa evocar para este texto, imágenes que llegaron a ser recibidas masivamente, por medio de la pantalla.

El art déco

El Art decó como categoría artística cuya historicidad aparece, ya muy tardíamente en los años sesentas, cuando en la época psicodélica se vuelve la mirada atrás para rescatar las composiciones que a partir de figuras lineales y contrastes de color, logran efectos de caleidoscopio, se eleva y reconoce, como movimiento artístico, reflejo de toda una época de coyuntura mundial. Por lo que se hizo necesaria una relectura que expuso la manera en que anteriormente “trata[ron] de resolver un problema que rebasa lo estético, para explicar, contradecir, afirmar o proponer algo que tiene que ver con la estructura de la sociedad que lo produce. En cambio el déco, cuyos productos son también susceptibles de ser leídos por su estructura simbólica, supo siempre que además de la preocupación plástica por lo estético, su destino fue –en el campo de los objetos- hacer artefactos que acompañaran al poseedor en su vida cotidiana con un componente básico, la utilidad”(2)

La gran contradicción entre tecnología y arte, la producción en serie y la idea que la obra artística debe ser única, porque de otro modo irremediablemente perdería la sustancia de su originalidad es pasada del largo por los artistas de esta corriente, quienes buscan además de un marcado sentido estético, el funcionalismo, concepto que se vuelve determinante, por lo que no nos extraña encontrar en los catálogos dedicados al déco, objetos tan cotidianos como tazas, relojes y floreros entre otras cosas, es por esto que durante mucho tiempo fue despreciado, pero es indispensable entender que “si bien es cierto que el art déco en un principio se caracterizó por un culto al lujo, dirigido hacia una élite de consumo y apreciación artística, por otro lado su encauzamiento era para las masas, basado en ideas socialistas y revolucionarias”(3)

De este modo es fácil explicarnos el uso de los medios de difusión de éstas imágenes y su masificación en objetos de uso cotidiano, una sociedad consumista y muchas necesidades creadas, exigían la promoción de las mercancías, por lo que la publicidad se volvió una necesidad, es aquí donde los medios impresos revelan su verdadera efectividad, más allá de la sola difusión de ideas como texto sino la difusión de conceptos a través de las imágenes.

(1) Enrique X. De Anda Alanis, “ El déco en México, arte de coyuntura”, en Art déco un país nacionalista, un México cosmopolita,(catálogo de exposición)México, Museo Nacional de arte, INBA, 1998.p.42
(2) Ibid. p. 34.
(3) Javier Esqueda, El art déco, retrato de una época,Centro de investigación y servicios museológicos, UNAM, México, 1986, p.15.

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